domingo, junio 04, 2006


La escena estaba extraída de un videojuego de arcade de los años 80. En ella el valiente personaje de píxeles consigue después de superar infinidad de dificultades salvar a la chica de las fauces del tirano. Ahí termina el juego y debes comenzar de nuevo desde el principio.

Una y otra vez recorro la habitación a oscuras buscando el final de la partida. Circulo a diferentes velocidades. Los diez metros cuadrados del habitáculo se multiplican por mil en mis paseos nocturnos. La oscuridad me ayuda a imaginar que lo que hay bajo mis pies no es terrazo barato sino el plano que muestra el final del túnel en el que me veo preso.

Abro un ojo y encuentro una pequeña luz situada justo encima de lo que creo debe de ser la puerta. Me acerco guiado por la claridad y tropiezo con algo. Caigo al suelo e intento levantarme. Cuando vuelvo a estar erguido el tiempo se detiene y comienzo a experimentar la sensación de encontrarme inmerso en un eterno bucle que me hace repetir una y otra vez el momento de la caída.

Soy consciente de que una fuerza superior a mí está controlando mis actos. Al ser consciente de ello me doy cuenta de que esa interferencia no afecta a mi consciencia.
Intento pensar en cualquier otra cosa que me evada de la pesadilla. Es entonces cuando me acuerdo de ese personaje del videojuego al que jugué una y otra vez en mi adolescencia. No entiendo porque me viene a la mente justo en ese instante en el que lo último que querría hacer sería jugar.

Pequeñas corrientes controlan mi cuerpo y sigo cayendo y levantándome una y otra vez.
Me encuentro exhausto y confundido. Creo que no resistiré mucho tiempo.

-Lo siento señor ese juego hace mucho que se agotó en el mercado-.
-No, nunca se volvió a editar a pesar de su éxito. Puede que lo encuentre en Internet o en cualquier mercado de segunda mano-.
-De nada señor. Buena suerte-.

7 comentarios:

Gonzalo Vicente dijo...

En algún momento de mi vida me he sentido como esa marioneta que solo obedece a la caprichosa mano que maneja los hilos a su antojo. El destino lo llamarán algunos. Si fuera así prefiero la destreza de un buen titiritero.
Un saludo.

montaman dijo...

Deseada pereza. Quien pudiera atraparte. Quién da los turnos para acceder a ella?. Es usted la última?. Guárdeme la vez. Vuelvo enseguida.

montaman dijo...

querido Harry-o, a veces es tan agradable ceder la responsabilidad al titiritero. Al menos en mi caso. La cuestión es saber que el titiritero sabe lo que hace.
Abrazo.

Unknown dijo...

Siempre queda algo de rebeldía oculta que nos impide dejarnos manejar. Ese algo que nos hace ser irracionales e ilógicos. Al menos lo suficiente para saber que no lo somos.

Un saludo cordial.

Anónimo dijo...

Your are Nice. And so is your site! Maybe you need some more pictures. Will return in the near future.
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Anónimo dijo...

MI HERMANO ES UN VIGILANTE DE AGUJAS

Anónimo dijo...

MI HERMANO ES UN VIGILANTE DE AGUJAS