
Cuando crees que lo tienes todo bajo control surge algo que hace que tengas que reconocer tu debilidad.
Esta mañana preparaba cuatro paquetes para enviar por correo ordinario. Cuando me disponía a cerrar el segundo de estos paquetes tuve un ataque de nostalgia incontrolable.
Preparar paquetes me hace sentir como los girasoles que inclinan la cabeza de un lado para otro sabiendo que nunca podán moverse del sitio.
No se si será el hecho de precintar, decirle adios al objeto que envías con lágrimas en los ojos (si las tienes) o ver la cara del rey cuando plantas el sello, pero lo cierto es que la nostalgia recorre mi espalda y hace que piense en vidas que ni he vivido ni están a mi alcance.
Todo tiene su parte amable. En este caso es saber que lo poco que tengo es mucho y que no deseo nada. Es aquí donde surge la contradicción más absoluta y la necesidad de meter la cabeza en uno de esos paquetes y llegar a su lugar de destino. Seguro que ahí esa nostalgia se convierte en euforia y todo lo que me hace ahora pensar en pasado se transforma en futuro con planes incluidos.
Mientras llega la euforia, los cuatro paquetes duermen en un depósito de correos esperando su momento. Ese momento en el que alguien los abra y piense que su contenido es todo lo que desea en ese instante.
Mientras llega la euforia, los cuatro paquetes duermen en un depósito de correos esperando su momento. Ese momento en el que alguien los abra y piense que su contenido es todo lo que desea en ese instante.
1 comentario:
querido vigilante.
Me ha gustado mucho el comentario sobre Diógenes. Es de entender que a este tipo se le mencionara en el colegio como un personaje extraño y loco que vivía en un tonel (hay diversidad de opiniones sobre su vivienda). Lo increible es que se le mencionara en aquella escuela en la que aun teníamos el crucifijo junto a la pizarra. A veces parecía que los problemas en la pizarra los tenías que resolver por una cuestión cristiana.
Creo que una actitud a lo Diógenes me hubiera ahorrado muchos problemas de conciencia y de hiperresponsabilidad. Quizás por eso el cinismo y la ironía son algunas de las pocas armas con las que contamos.
De todas formas podrían tomar ejemplo nuestras autoridades en cuestión de vivienda. A lo mejor En lugar de casitas adosadas podría funcionar la tinaja adosada. Ahorraríamos espacio y podríamos vivir mucho más acinados. Siempre teniendo un Centro comercial a menos de 1km de distancia evidentemente.
Un abrazo.
hablamos.
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